“El deporte de élite […] es propiedad de multinacionales,banqueros, empresarios…” Jacobo Rivero
La final de la Copa del Rey (Athletic 1 – 3 FC
Barcelona) no se recordó tanto por el resultado sino por la monumental pitada
al himno de los seguidores de ambos equipos. Si bien es cierto que las demandas
del pueblo catalán y vasco no están siendo escuchadas tanto como la democracia
puede ofrecer, ¿puede el deporte, por su repercusión mediática, servir como
hilo comunicante entre la política y las demandas de las capas populares?
Puede ser, y
obviamente es una gozada si por ejemplo en una dictadura la grada aprovecha el
anonimato de la masa y provoca una reacción contra el palco de autoridades. En
cualquier caso, el asunto da para un debate muy largo, porque no podemos ser
selectivos en función de nuestra afinidad política. Creo que lo más importante
es que si el deporte es democrático desde la base lo será también al nivel de
la élite. Y entonces veremos que lo que no tenía sentido era el palco de
autoridades y la segregación de los aficionados entre los que pagan la entrada
para ver a su equipo y los que están por encima del resto. Y esta “segregación”
curiosamente es igual en una dictadura o en una democracia. Las “capas
populares” es un concepto que puede tener muchos significados, y ahí
habría también una discusión, pero lo que sí es seguro es que los aficionados
vamos a ver un partido tratando de que no haya imposiciones externas a lo que
es juego. Las pitadas, dentro y fuera de una cancha, expresan sentidos de ánimo
colectivo, y es bueno que los aludidos lo escuchen y analicen por qué se
producen.
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