¿Los tiempos están cambiando?
A los Juegos Olímpicos de Sochi también llegó la voluntad ciudadana de transformar el estado presente de las cosas
Jacobo Rivero
El 18 de noviembre de 1933, en el hotel William Penn, en el centro de la
ciudad estadounidense de Pittsburg se celebró la 45ª convención anual
de la Amateur Athletic Union (AAU), la principal asociación deportiva
del país. El punto principal del encuentro era decidir si se acudía a la
cita olímpica de Berlín 1936 o si, por el contrario, se realizaba un
boicot a la convocatoria, tal y como pedía parte de la opinión pública.
Avery Brundage era el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos y
en esa reunión advirtió que “los pilares básicos del renacimiento
olímpico moderno se verán debilitados si se permite a los países
individuales restringir la participación por motivos de clase, credo o
raza”. La voluntad de la mayoría de los presentes —como habían
solicitado numerosas asociaciones judías— fue la de secundar el boicot,
pero se decidió que antes una delegación de la AAU viajaría hasta
Alemania para conocer de primera mano las circunstancias que allí se
estaban produciendo.
Brundage encabezó la delegación. A su regreso, el dirigente deportivo
señaló que los judíos estaban siendo tratados de “manera justa”, que
“los juegos pertenecen a los atletas y no a los políticos” y que los
deportistas estadounidenses no debían inmiscuirse en el “altercado
judío-nazi”. De esta forma Avery Brundage consiguió que Estados Unidos
participara en aquella cita olímpica que se había organizado para mayor
gloria de Adolf Hitler y el partido nazi. Como agradecimiento a su buena
voluntad, la compañía de Brundage logró el contrato para la
construcción de la nueva embajada de Alemania en Washington. Para que no
todo fueran palmaditas en la espalda sin disimulo, el aparato de
seguridad nazi (la Gestapo) decidió, por órdenes de Goebbels, levantar
la mano sobre algunas de sus políticas durante los días de celebración
de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, excluyendo a los visitantes
extranjeros de las penas judiciales contra la homosexualidad.
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