viernes, 28 de febrero de 2014
miércoles, 26 de febrero de 2014
Cinco historias futbolísticas que te harán cuestionar tus valores
Analizamos 'Del juego al estadio. Reflexiones sobre ética y deporte', el libro de Rivero y Tamburrini
Filosofía y fútbol. Éste es el difícil matrimonio que intentan crear Jacobo Rivero y Claudio Tamburrini en su libro " Del juego al estadio. Reflexiones sobre ética y deporte".
Aparándose en los estudios culturales, intentan ahondar en ese
inexplorado nicho de pensamiento que es la teoría moral en el deporte.
No se trata de una metafísica del fútbol, que también existe: su
preocupación se centra en los valores. ¿Qué enseñanzas transmite el
deporte? ¿Qué ideales éticos ejemplifica? ¿Cómo deberían comportarse los
deportistas?
“Hay un desprecio histórico del deporte por parte de los intelectuales y de la izquierda”
¿Debería legalizarse el dopaje? Un deportista que se haya sometido a una
operación de cambio de sexo, ¿tiene ventaja si juega en la categoría
femenina? ¿Deberían trasladarse los valores del deporte amateur
al profesional o está bien que el deporte comercial se base en el
“ganar como sea”? Estas son algunas de las cuestiones que Jacobo Rivero y
Claudio Tamburrini plantean en Del juego al estadio (Clave
Intelectual). Este nuevo libro, escrito a dos voces que a veces
coinciden y a veces discrepan, termina siendo una plataforma de
discusión, de debate y de polémica del lector consigo mismo y con los
autores.
martes, 25 de febrero de 2014
El deporte es el último bastión del machismo
...
En su último libro, Del juego al estadio, que ha escrito junto
al periodista madrileño Jacobo Rivero, abre un debate para romper “el
último bastión de dominación del hombre sobre la mujer”. “El deporte
viene a decir que el hombre es mejor. Se ha creado sobre las
características fisiológicas masculinas y las disciplinas más
reconocidas y mejor remuneradas son las masculinas”. Y propone tajante
“abolir la segregación sexual del deporte”, lo que supone “doblegar” al
machismo cultural y a los dirigentes retrógrados. “Quizá fuera posible
acelerar este cambio cultural con un toque tecnológico-genético”, dice a
sabiendas de que provocar no es antideportivo.
lunes, 24 de febrero de 2014
Jacobo Rivero: "El mundo intelectual ha desprestigiado mucho el deporte"
El próximo martes, el Teatro del Barrio en Lavapiés
escuchará la presentación de un libro. Un texto que habla de deporte
pero de una forma distinta y cuyas más de doscientas páginas son toda
una reflexión para el lector. Jacobo Rivero –periodista y enamorado del deporte de la canasta- y Claudio Tamburrini –ex futbolista, filósofo y perseguido por la dictadura militar argentina en los años 70- firman conjuntamente esa obra llamada “Del juego al estadio. Reflexiones sobre ética y deporte”, algo que ellos mismos definen como “conversación entre ambos”. Como colofón, el prólogo es obra de todo un hombre de fútbol como Ángel Cappa
y el epílogo es obra de Angel Luis Lara profesor universitario en Nueva
York. Rivero, uno de los autores de la obra, nos atiende amablemente:
sábado, 22 de febrero de 2014
¿Los tiempos están cambiando?
A los Juegos Olímpicos de Sochi también llegó la voluntad ciudadana de transformar el estado presente de las cosas
Jacobo Rivero
El 18 de noviembre de 1933, en el hotel William Penn, en el centro de la
ciudad estadounidense de Pittsburg se celebró la 45ª convención anual
de la Amateur Athletic Union (AAU), la principal asociación deportiva
del país. El punto principal del encuentro era decidir si se acudía a la
cita olímpica de Berlín 1936 o si, por el contrario, se realizaba un
boicot a la convocatoria, tal y como pedía parte de la opinión pública.
Avery Brundage era el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos y
en esa reunión advirtió que “los pilares básicos del renacimiento
olímpico moderno se verán debilitados si se permite a los países
individuales restringir la participación por motivos de clase, credo o
raza”. La voluntad de la mayoría de los presentes —como habían
solicitado numerosas asociaciones judías— fue la de secundar el boicot,
pero se decidió que antes una delegación de la AAU viajaría hasta
Alemania para conocer de primera mano las circunstancias que allí se
estaban produciendo.
Brundage encabezó la delegación. A su regreso, el dirigente deportivo
señaló que los judíos estaban siendo tratados de “manera justa”, que
“los juegos pertenecen a los atletas y no a los políticos” y que los
deportistas estadounidenses no debían inmiscuirse en el “altercado
judío-nazi”. De esta forma Avery Brundage consiguió que Estados Unidos
participara en aquella cita olímpica que se había organizado para mayor
gloria de Adolf Hitler y el partido nazi. Como agradecimiento a su buena
voluntad, la compañía de Brundage logró el contrato para la
construcción de la nueva embajada de Alemania en Washington. Para que no
todo fueran palmaditas en la espalda sin disimulo, el aparato de
seguridad nazi (la Gestapo) decidió, por órdenes de Goebbels, levantar
la mano sobre algunas de sus políticas durante los días de celebración
de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, excluyendo a los visitantes
extranjeros de las penas judiciales contra la homosexualidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)