De canastas, Hitler, el jazz y la novela histórica
Para un lector poco constante como yo, el mero hecho de haber tardado apenas un par de días en devorar las páginas de este “Ritmo de la cancha”
es ya toda una declaración de intenciones. La documentación de los
pasajes, la historia que encierra cada uno de ellos y la prosa con la
que se relatan hacen de cada uno de los capítulos del libro una pequeña
joya. Lo digo en serio, se lee solo y, lo mejor, te dan ganas de más.
Es eso lo que comentaba hace unos días con el autor, Jacobo Rivero,
uno de esos apasionados de la canasta que, además, cuenta con una pluma
exquisita. “¿Para cuándo una segunda parte?”, le pregunté. Me respondió
con una mueca pícara, de esas que dejan claro que ya sabe algo. “Hay
temas pensados, sí”. Los que ya hemos degustado este “Ritmo de la
cancha” esperamos con ganas esa continuación.