sábado, 22 de febrero de 2014


¿Los tiempos están cambiando?
 A los Juegos Olímpicos de Sochi también llegó la voluntad ciudadana de transformar el estado presente de las cosas


 Jacobo Rivero

El 18 de noviembre de 1933, en el hotel William Penn, en el centro de la ciudad estadounidense de Pittsburg se celebró la 45ª convención anual de la Amateur Athletic Union (AAU), la principal asociación deportiva del país. El punto principal del encuentro era decidir si se acudía a la cita olímpica de Berlín 1936 o si, por el contrario, se realizaba un boicot a la convocatoria, tal y como pedía parte de la opinión pública. Avery Brundage era el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos y en esa reunión advirtió que “los pilares básicos del renacimiento olímpico moderno se verán debilitados si se permite a los países individuales restringir la participación por motivos de clase, credo o raza”. La voluntad de la mayoría de los presentes —como habían solicitado numerosas asociaciones judías— fue la de secundar el boicot, pero se decidió que antes una delegación de la AAU viajaría hasta Alemania para conocer de primera mano las circunstancias que allí se estaban produciendo.

Brundage encabezó la delegación. A su regreso, el dirigente deportivo señaló que los judíos estaban siendo tratados de “manera justa”, que “los juegos pertenecen a los atletas y no a los políticos” y que los deportistas estadounidenses no debían inmiscuirse en el “altercado judío-nazi”. De esta forma Avery Brundage consiguió que Estados Unidos participara en aquella cita olímpica que se había organizado para mayor gloria de Adolf Hitler y el partido nazi. Como agradecimiento a su buena voluntad, la compañía de Brundage logró el contrato para la construcción de la nueva embajada de Alemania en Washington. Para que no todo fueran palmaditas en la espalda sin disimulo, el aparato de seguridad nazi (la Gestapo) decidió, por órdenes de Goebbels, levantar la mano sobre algunas de sus políticas durante los días de celebración de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, excluyendo a los visitantes extranjeros de las penas judiciales contra la homosexualidad.







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